domingo, 21 de septiembre de 2008

vicky cristina compostela

Ahora con las ventanas abiertas, de par en par, observo a los vecinos. Una pareja, jóvenes, llenos de tópicos, él tirado en el sofá y ella en la cocina. Clichés de domingo. La madre acuesta al bebé. La viejecita riega las plantas. En el parque no hay niños, no hay adolescentes y las terrazas están vacías. Es pronto todavía. En unas horas comenzará el bullicio y tendré que subir el volumen de la radio, si pretendo escuchar algo.

Ayer ración doble de cultura y triple de amistad, necesaria para sobrevivir la ardua semana de horario invernal.
Woody Allen simpático. Neurosis, desequilibrios y amoríos. ¿Qué más se puede pedir?
Identificación y proyección. Cierta catarsis y una ciudad hermosa.

Después descubriendo que no es danza todo lo que reluce. Que no necesitamos ombliguismos, ni recursos desasosegantes para ser creativos.
Nos escapamos de vuestras paranoias. Un poco de mimo del amable dueño del Petiscos, un par de confesiones y a dormir.

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